lunes, 11 de marzo de 2013

Nota2#

Queridas lectoras de "El capricho del destino":

Si, es cierto después de tantísimo tiempo, seis meses concretamente, he vuelto a escribir. No prometo nada, pero intentaré escribir más a menudo. Pensé muchas veces en seguir con la novela, pero hasta que no me han insistido gente de mi alrededor y me he visto con ganas no he podido. Ya lo he dicho no prometo nada, solo lo intentaré. (:

Espero que os guste el nuevo capítulo y espero escribir pronto uno nuevo. (:
Un beso, Bea!(:

Capítulo 23#

(Cuenta Bea)
-¿¡Quién eres!?-Dije intentando quitar aquellas extrañas manos de mi cara.
-El momo del lago ness.-Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, aquella voz, era su voz.
 Conseguí escaparme de aquellas manos desconocidas, y lo vi, allí estaba él, con esa sonrisa con la cual consiguió enamorarme.
-Hola.-Dije muy seria, la sonrisa que tenía se me borró.
-Vaya, ¿ni un abrazo ni nada?-Puso los brazos en jarras.
 -A ti nada, y sabes que fue por tú culpa.-Me giré, y me iba a ir cuando el me agarró del brazo.
-Y no sabes lo que me arrepiento.-Me giré y lo tenía a penas unos centímetros.
-Pues ahora te aguantas, yo ahora soy feliz.-Miré a Álvaro. 
-Pues yo no he conseguido olvidarte.-Me soltó.
No dije nada, me fui hacia donde estaba Álvaro y me abracé a él con todas mis fuerzas, tenía ganas de llorar, por mucho que lo negara no conseguí sacar a Hugo de mi cabeza, todavía quedaba restos de ese amor que había tenido por él.
-¿Qué te pasa?-Me separó y me agarró la cara con delicadeza.
-¿Podemos irnos a otro lado?-Lo miré a los ojos y asintió.
Tal vez aún quisiera a Hugo, pero Álvaro estaba consiguiendo que lo olvidara y que la herida se cerrara más rápido y sin dejar secuelas. No me solté de aquella cálida mano que tanto me estaba ayudando.
Andamos durante un buen rato, Álvaro intentó que estuviera animada, porque aunque no le había dicho nada, él sabía perfectamente que no estaba bien.
Llegamos hasta un parque, era uno de los más grande de mi pueblo. Nos sentamos en un banco, uno al lado del otro.
Él pasó su mano por encima de mi hombro y me acercó hacia él.
No dijimos nada, yo rompí a llorar, no estaba bien, Hugo me había hecho recordar todos los buenos ratos que habíamos pasado durante aquella relación con él, e iba a ser difícil de olvidar, pues había sido mi primer amor, con él había dado mi primer beso e incluso habíamos compartido aquella primera vez, que para mí no pudo ser más perfecta.
Álvaro se limitó a abrazarme. No me preguntó nada.
Quería irme de aquel pueblo lo más rápido posible, no quería seguir viendo a Hugo, ya que me hacía mucho daño, mucho daño. Y yo quería ser feliz, pero quería ser feliz al lado de Álvaro. Sonó mi móvil, era uno de mis amigos.
(Cuenta Álvaro)
Observé como hablaba con aquel muchacho, a ella no se le veía muy contenta de verlo, es más se acercó a mi y me pidió que nos fuéramos.
Mientras íbamos hacia ningún lado yo intentaba animarla contándole lo bien que me habían caído sus amigos y los majos que se veían.
Llegamos a un parque y nos sentamos en un banco. 
Ella empezó a llorar. Yo simplemente pude abrazarla.
Tal vez ese muchacho había sido alguien muy especial para ella, pero no se lo preguntaría. Cada vez lloraba más, y yo cada vez me sentía peor.
La llamaron por teléfono.
-Es Jorge, que están en un bar de por aquí cerca, que cuando queramos que vayamos.- Dijo con lágrimas aún en los ojos.
-Vale, cuando quieras nos vamos.-Le sonreí.
-Álvaro, quiero irme lo más pronto de aquí.-Empezó a llorar.- A ser posible el 26 por la mañana, no quiero estar en este pueblo mucho tiempo.-Me abrazó.
-Eso habrá que hablarlo con tus padres.-Dije abrazándola.-Pero haré lo posible por irnos.-Me separé de ella.
-No me sueltes, por favor.-Volvió a abrazarme más fuerte.
Estuvimos un buen rato abrazados cuando ella volvió a separarse de mi.
-¿Puedo contarte algo?-Me miraba a los ojos.Asentí.- Ese muchacho que antes has visto es Hugo, mi ex, me dejó justo cuando me fui, sin motivos, y ahora, pues...-Rompió a hablar, y la abracé.
-¡Eh!,¡Eh! No llores más.-La separé de mi.-Voy a ser todo lo posible porque seas feliz y si quieres que nos vayamos no pasa nada el día 26 nos iremos.- Le sequé las lágrimas.
Volví a abrazarla. Me separé de ella y la besé, ella respondió al beso, creo que eso era buena señal.
Nos levantamos y nos dirigimos hacía donde estaban sus amigos.
-Están allí.-Señaló hacía un bar que hacía esquina.
Nos acercamos y nos sentamos. Aunque Bea apenas estuvo sentada porque sus amigas le dijeron de ir al baño.
Me dí cuenta de que Hugo no estaba y eso me alegró.
-¿Sabes? no creo que vuelva, le hemos dicho que no ha hecho bien en venir y que es mejor que durante las vacaciones no se venga con nosotros.-Me dijo Rafa.
-Espero que eso haga cambiar de opinión a Bea, me ha dicho que el día 26 por la mañana se quiere ir.- Miré a sus amigos.
-¡Para que mierdas habrá tenido que venir! ¡JO-DER!- Digo Jorge muy cabreado.- Os avisé de que no era buena idea, y sabéis que Bea no cambiará de opinión.- Miró a los otros dos chicos.-¡Es que es especial siempre cagándola! ¡Para una vez que podemos pasar unos días con ella!-Estaba realmente cabreado.
#Continuará#

lunes, 13 de agosto de 2012

Capítulo 22#

(cuenta Álvaro)
Me sentía un poco incómodo, la verdad, pero era normal llevábamos pocos meses y ya estaba presentándome a su familia.
Me presentó a su hermano y a su cuñada, eran bastante simpáticos. Me presentó a toda la familia que vivía en aquel pueblo.
Bea quedó con sus viejos amigos, con sus amigos de siempre, y la verdad es que se le veía muy contenta.
Estaba sentado con su padre en el salón, ya que su madre estaba sacando las cosas de las maletas y se negó a que la ayudará. Bea estaba terminándose de arreglar, yo ya lleva un rato vestido y esperándola.
Cuando bajó llevaba unas medias azul marino, una corta falda vaquera y una camiseta azul marino de encaje con una camiseta de tirantes del mismo color y unas manoletinas negras. Llevaba el pelo suelto recogido con una felpa del mismo color que la camiseta. estaba realmente preciosa.
-¿Qué pasa? ¿tengo algo?-Se miraba preocupada.
-Si.-Dije acercándome a ella.-Qué estas preciosa.-La besé, fue un beso corto.
-Eres un tonto.-Dijo con una sonrisa tonta.-Vámonos ya que ya vamos tarde.-Dijo metiendo las llaves en el bolso.-¡Mamá me voy ya! ¡Luego venimos!-Gritó.
-¡Vale! ¡Aunque el baile sea pesado, la vueltecita ligera!-Dijo su madre.
No pude evitar reírme.
-Es muy típico en mi madre.-Nos reímos.
Salimos a la calle, no hacía mucho frío, en realidad no hacía nada de frío en comparación con el que había pasado en Madrid.
Cuando salimos subimos una cuesta y al girar me di cuenta de que había otro y que después me esperaba otra.
-¿En este pueblo hay algún sitio llano o es todo como esto?-Se rió.
-Hay sitios llanos, lo que pasa es que yo vivo donde se encuentran todas las cuestas.-Volvió a reírse.- Pero no te quejes que yo tenía que subir esto y más para ir al colegio.-La miré sorprendido.
-¿Y sobreviviste?-Nos reímos.
-Aquí estoy, vivita y coleando.-giró sobre si misma.
Durante el camino apenas dijimos nada, las palabras sobraban, íbamos cogidos de la mano y de vez en cuando nos besábamos.
-Mira ves eso de ahí arriba.-Dijo señalando hacia una especie de iglesia.
-Si, ¿¡no me digas que tenemos que subir todo eso!?-Dije frenándome en seco.
-No,tonto.-Dijo tirando de mi.-Eso es todo lo que tenía que subir para ir a mi colegio, porque esas escaleras son las de la iglesia de mi antiguo colegio.-Sonrió.-Lo echo mucho de menos.-Me miró.
Yo solo pude abrazarla y darle un beso.
Seguimos andando y llegamos a una especie de plaza, donde había un árbol de navidad grande y bastante gente.
Subimos unas escaleras y entramos en aquella pequeña plaza.
Bea salió corriendo hacia un grupo de amigos. Yo llegué un poco después.
Me los presentó a todos, y yo estuve hablando con Azahara y con Rafa.
Cuando me giré para ver a Bea, vi que alguien le había tapado los ojos, era un muchacho moreno de ojos marrones y poco más alto que yo, debía de ser uno de sus amigos.
*Narrador*
Lo que no sabía es que eso no era así, que ese muchacho había sido algo más que un amigo y que podrían pasar miles de cosas durante sus pequeñas vacaciones en aquel pueblo.
#Continuará#

Nota.

Queridas lectoras de "El capricho del destino":
Se que llevo como 2 meses sin escribir nada, lo se, pero puede que para principios de sep. (no se el día exacto) vuelva a empezar a escribir. Pondré un día en el que suba capítulo, porque todos los días no podré.
Espero que por ahora os esté gustando espero vuestros comentarios, si queréis comentarme algún cambio adelante, soy toda ojos, acepto cualquier crítica, como se suele decir constructiva, las que solo contengan insultos y estupideces los omitiré, haré como si no existieran.
Bueno pues lo dicho a partir de principios de sep. volverá "El capricho del destino" y hoy publicaré un capítulo nuevo para no hacer tan larga la espera.
Sin más me despido,
Bea.

martes, 19 de junio de 2012

Capítulo 21#

(cuenta Bea)
Cuando colgué le di un fuerte abrazo a mi madre y salí corriendo a abrazar a mi padre, ¡iba a pasa las navidades con él!, no podía creérmelo.
Pasaron los días y yo esta nerviosa, quería verlo, lo necesitaba.
Llegó el día, salimos a las 7:00, Álvaro me dijo que compraría el billete sobre las 17:30.
El viaje fue tranquilo, largo, pero tranquilo. Hicimos varias paradas.
-Bea, ¿Qué edad tiene Álvaro?-Me pilló desprevenida.
-22.-Solté sin pensármelo dos veces.
-¿No es un tanto mayor para ti?-Se giró mi madre.
-6 años, pero da igual, lo importante es que nos queremos.-Solté el libro que estaba leyendo.
-Por favor, ten mucho cuidado.-Se atrevió a decir mi padre.
-Lo tendré.-Dicho esto se volvió a crear el silencio que había antes de la pequeña conversación.
Me quedé dormida. No pasó mucho tiempo cuando mi madre me despertó.
-Bea, ya hemos llegado a Córdoba.-Me dijo con una sonrisa.
-Vale.-Me incorporé y miré la hora.
Le faltaría poco para llegar.
Entré en los baños de la estación y al salir mi teléfono empezó a sonar, era él.
-¡Holaaaaaaa!-Dije los más contenta que pude.
-Bea, ya he llegado a Córdoba,¿os queda mucho para llegar?-Me puse a buscarlo como una loca.
-¿¡Ya has llegado!?-Lo encontré.
Colgué el teléfono, no se si me digo algo o no pero salí corriendo.
-¡Álvaroooooooooooooooooooo!-Grité sin importarme nada.
Se giró, me vió y yo corrí más. Me abracé a él y lo besé con todas las ganas y el deseo que tenía retenido desde hace mucho tiempo.
-¡Te he echado mucho de menos!-Me abracé a él para que no me viera llorar.
Salimos fuera y mis padres ya nos estaban esperando.
Reconozco que estaba un poco nerviosa.
Después de las presentaciones y de guardar la maleta nos montamos en el coche. El viaje no se hizo muy largo.
Nos bajamos del coche y le enseñé donde iba a dormir.
Yo entré en mi antigua habitación.
Cuando el dejó sus cosas en la habitación donde dormiría yo le enseñé la mía.
Bajamos a ver si mi padre necesitaba ayuda y nos dijo que no.
-Mamá, voy a casa de Azahara, ahora venimos.- Salimos a la calle.
-¿Está muy lejos?-Preguntó.
-¡Super lejos!-Me reí.
Cruzamos y me paré en la primera casa que hacía esquina.
-Ya hemos llegado.-Me volví a reír.
Toqué y salí corriendo, me metí detrás de la calle.
-Pobre Álvaro, lo he dejado solo, verás cuando le habrá Azahara.- Dije en voz alta.
Oí como se habría la puerta, pero no escuché nada, solo vi que alguien venía corriendo hacía mi.
-¡BEAAA!-Gritó.
-¡AZAHARA!-Grité.
Nos abrazamos, empezamos a llorar.
-¡Te he echado de menos!-Me dijo.
-¡BEAAAAAA!-Escuché una voz de chico.
-¿Zafra?- Pregunté.-¡ZAFRA!-Lo abracé.-¿¡Que haces tú aquí!?-Pregunté.
-¿Yo? Nada.-Dijo nervioso y miró a Azahara.
-¡Huy! ¡AQUÍ HAY TEMA!-Grité.
-Si pero ¿y el pivón que hay en la puerta de mi casa?-Me miró.
-¡OSTIA ÁLVARO!-Salí corriendo.
-¡Ay! ¡Pobrecito mío!-Estaba en la puerta.-¡Qué lo hemos dejado muy solito a él!-Lo besé.
Se lo presente, cuando de pronto vi que en la puerta de mi casa había más gente.
-¡No puede ser verdad!¡No me lo creo!.-Salí corriendo.-¡Juan Antonio!-Me abracé a él.
-¡Hermanita!-Me abrazo.
Me puse a llorar, mi hermano, después de tanto tiempo sin verlo por fin lo veía.
-¡eh! No llores-Me separé de él.
-Si que lloro.-Sonreí.-¡Rebeca!-ME abracé a ella.-¡Ostras! ¡Álvaro!.-Mi hermano me miró.
Me giré y vi que venía hacia nosotros.
-Pobre, hoy no te estoy haciendo mucho caso.-Sonrió.
-No pasa nada, es tú familia y llevas mucho sin verlos.-Lo abracé.
-Bueno te presento, este es mi hermano Juan Antonio, y esta es mi cuñada Rebeca, Juan Antonio, Rebeca, este es Álvaro.-Se acercó y se saludaron.
#Continuará#

martes, 22 de mayo de 2012

Capítulo 20#

(cuenta Álvaro)
El tren se puso en marcha, y yo me quedé dormido. Cuando desperté ya faltaba poco para llegar a Córdoba.
Cuando bajé lo primero que hice fue llamar a Bea para ver si había llegado o le quedaba mucho.
-¡Holaaa!-Contestó alegre.
-Bea, ya he llegado a Córdoba, ¿os queda mucho para llegar?-Me senté en uno de los bancos.
-¿¡Ya has llegado?-Dijo ilusionada.
-Si, acabo de...-Me colgó.
-¡Álvarooooooooooooo!-Oí que alguien gritaba mi nombre.
Cuando me volví vi que era ella, venía corriendo.
Cuando llegó ami me abracé a ella, y después le dí un beso, de esos besos que parecen sacado de película.
-¡Te he echado tanto de menos!-Se abrazó muy fuerte a mi.
-Yo también te he echado mucho, por no decir demasiado.-Volvimos a besarnos.
-Bueno vamos, que mis padres no están esperando fuera.-Cogí mi maleta.
Estaba nervioso. Íbamos cogido de la mano, no decíamos nada.
Estaba muy feliz. Y yo aún más sabiendo que iba a pasar la navidad con la persona que más quería en este mundo.
Salimos de la estación y nos dirigimos hacia un coche gris, donde había una mujer dejada caer sobre el coche, suponía que era su madre.
-¿Preparado?-Me susurró.
-Supongo.-Le respondí.
-Mamá, mira este es Álvaro.-dijo con una sonrisa.
-Encantada.- Me dio dos besos.
Vi que del coche se bajaba un hombre, el cual debería de ser su padre.
-Papá, este es Álvaro.-Nos dimos un apretón de manos.
-Un placer.-Sonreí.
-Bueno creo que ya es hora de irnos.-Dijo su madre.
-Ven que te ayudo a guardar tú maleta.- Me dijo Bea.-No ha ido tan mal.-Me sonrió.
-Puede que no les caiga bien.-Guardé la maleta.
-Si que le has caído bien, te lo juro por snoopy.-Me reí.
Nos montamos en el coche. Ella iba detrás de su madre y yo detrás de su padre. Nuestras manos estaban unidas en el asiento del medio.
-Bueno, ¿trabajas o estudias?-Dijo su madre.
-Un poco de las dos cosas.-Sonreí.-Estudio publicidad y relaciones públicas, cuando puedo.-Su madre se giró.
-¿y eso?-Me sonrió.
-Soy cantante.-A su madre se le cambió la cara.
-¿a si? Bea no me había dicho nada.- Miró para la carretera.
-Se me olvidó.-Me miró.
-Bueno no pasa nada.- Volvió a girarse.- ¿Y que música cantas?-Me preguntó.
-Pues en realidad no canto solo, yo soy un integrante de un grupo llamado Auryn.-Bea soltó mi mano y empezó a buscar algo en su móvil.
-Creo que lo he escuchado por la radio, cantáis en inglés, ¿verdad?-Asentí.
-Mira mamá, está canción es suya.-Sonrió.
Le dio al play, puso cartas entrelazadas.
-No sabía que escuchabas nuestra música.-Susurré.
-Pues ya ves que si.- Me sonrió.
-Es muy bonita.-Dijo cuando se acabó la canción.
Estuvimos hablando un rato más, su padre no dijo nada durante todo el camino, y eso me daba un poco de miedo, no debería de haberle caído muy bien.
-Ya hemos llegado.-Me dijo Bea.
Nos bajamos del coche, y su padre abrió la puerta de la que debería ser su antigua casa.
La casa era bonita y muy grande. Se notaba que llevaba tiempo deshabitada, pero alguien de vez en cuando debería de ir porque no olía a cerrado.
Bajamos las maletas, y subimos a la planta de arriba donde se encontraban los cuartos.
-Este es mi cuarto.-dijo señalando una de las habitaciones.-Tú dormirás en esta habitación.-Señaló una que estaba justo en frente de la suya.
Entré y dejé mi maleta.
Había dos camas, y las dos camas estaban hechas.
En medio de las dos camas había una pequeña mesita de noche.
En la habitación no había muchas cosas solo las camas, la mesita de noche, un armario y una estantería que estaba vacía.
-Ven que te enseño mi cuarto.-Me cogió  la mano.
En su habitación también había pocas cosas, solo una cama, dos armarios y una estantería.
-Jo, yo quiero dormir en esa cama.-Dije señalando la cama que estaba bajo la suya.
-Lo siento pero está ocupada.-ME abrazó.
Bajamos a la planta de abajo a ver si sus padres necesitaban ayuda, pero nos dijeron que fuéramos a dar una vuelta.
-Mamá voy a ver a Azahara, luego venimos.-Salimos de la casa.
-¿Está muy lejos?-Pregunté.
-Muy, muy lejos, vamos a tener que andar un montón.-Cruzamos la calle y nos paramos en frente de una casa.-Ya hemos llegado.-Se rió.
Tocó y salió corriendo para esconderse.
-Hola.-No me dí cuenta de que habían abierto.-¿Qué quiere?
Era una chica rubia con ojos claros y de piel clara, era más o menos de la estatura de Bea, quizás un poco más baja, pero no mucho.
-Resulta, que yo venía con mi novia, que no se si la conocerás, se llama Bea, y la muy gracio...-No me dió tiempo a decir nada ya que salió corriendo.
-¡Beaaaaaaaaaaa!-Gritó.
-¿¡Qué pasa!?-Dijo un muchacho.
Era bastante alto con el pelo castaño claro y de ojos marrones.
-Creo que si sales, te enterará mejor que si te lo explico yo.-Salió antes de que yo acabara.
Me quedé un rato esperando a que alguien viniera a por mi, salí y en la puerta no había nadie.
-¡Ay! ¡Pobrecito mío!-Dijo Bea que venía de otra calle.-¡Que lo hemos dejado solito!-Me dio un leve beso en los labios.
-No pasa nada.-Sonreí.
-Bueno os presento, esta es Azahara y este es Rafa, o Zafra, como quieras.-Se rieron.
-Encantado, soy Álvaro.-Me presenté.
Le di dos besos a Azahara y un apretón de manos a Rafa.
-Bueno y los demás, ¿dónde están?-Preguntó.
-Pues me imagino que en sus casas.-Volvieron a reírse.
-¡No me lo puedo creer!, ¡no puede ser verdad!-Bea volvió a salir corriendo.
#Continuará#

Capítulo 19#

(Cuenta Álvaro)
Estaba mirando el ordenador para ver que tenía que hacer para la universidad, cuando mi móvil sonó, vi que era ella, y no dudé en cogerlo.
-¿Dónde está lo más bonito del universo?-Contesté.
-No se, espera que la busco.-ME reí.
-¡Qué tonta eres!-Volvimos a reirnos.
-Tengo que contarte una cosa.-Me puse serio.
-¿Que ha pasado?-Me preocupé.
-Mi madre ya sabe que estamos juntos.-No sabía si alegrarme o lo que hacer.
-¿Y eso es malo?-Dudé.
-Pues según he podido comprobar es lo mejor del mundo.-Respiré tranquilo.-Me ha dicho que te vengas a pasar las navidades con nosotros al pueblo, pues como tú ya terminas los conciertos y eso, pues he pensado que sería buena idea.- En ese momento quería gritar.
-Voy por supuesto que voy.-No lo dudé.-Pero me tienes que prometer que el día de reyes lo pasarás con mi familia.- Pensé que era justo.
- Tendré, que preguntárselo a mis padres, espero que me dejen.- Sonreí.
-Si hace falta yo hablo con ellos.- Cerré el ordenador.
-Por cierto, ¿Cómo vamos a hacer para irnos a Córdoba?-Me dijo ella.
-No se, eso tendría que hablar con tus padres a ver que podemos hacer.- Me senté.
- Sería buena idea, espera que te paso a mi padre o a mi madre.- Respiré hondo.
Esperaba caerles bien, y que no pensaran que era una mala influencia para su hija, ni tampoco que era muy mayor, ya que ella tenía 16 años y yo 22 años.
-¿Diga?-Sonó la voz de una mujer al otro lado del teléfono.
-¡Hola! Soy Álvaro, y me ha dicho Bea que si me iba con ustedes a Córdoba, y yo he aceptado encantado, pero el problema es que, que podemos hacer para vernos, ya que yo no sé donde está vuestro pueblo.-Estaba muy nervioso.
-Si ya se quien eres, ya me ha contado mi hija de que te vienes con nosotros, y es un verdadero placer, ya que nuestra hija estará más contenta si vienes tú.- Tenía una voz calmada.- Bueno, pues como mi marido y yo ya sabíamos que ibas a decir que si, hemos pensado que podías coger un tren hacia Córdoba y allí te recogíamos.-Me relajé un poco.
-Eso es una buena idea, pero tendría que saber a la hora más o menos que ustedes saldríais para no estar mucho tiempo esperando.- Procuraba ser educado.
-Pues la hora ya te la dirá Bea, pero no saldremos muy tarde, saldremos el día 23.- "Perfecto todavía tenia tiempo para preparar mi maleta" pensé.- Por cierto, a lo de que se vaya Bea contigo el día de reyes, no me parece mala idea, siempre y cuando la traigas al día siguiente.-Ahora si que tenía ganas de gritar.
¡La habían dejado! ¡Íbamos a estar juntos el día de reyes! ¡No podía creérmelo!
Su madre me pasó a Bea.
-Que maja es tú madre.-Le dije.
-Le has caído bien.-Sonreí.
Estuvimos hablando un rato más hasta que decidí preparar la maleta, quedamos en que por la noche me diría la hora, para poder sacar el billete.
Metí lo justo y lo necesario en la maleta. Por la noche Bea me dijo que saldrían a las 7:00 de la mañana, pobre pensé, calculé las horas que más o menos tardarían y saqué el billete.


Llegó el día, estaba impaciente, pero hasta las 17:30 más o menos no saldría.
Intenté matar el tiempo haciendo cosas de la universidad, me quité algo de trabajo, pero el tiempo pasaba muy lento.
Blas me llamó.
-¡Hey desaparecido!-Me dijo.
-¿Cómo que desaparecido?-Me reí.
-Si últimamente no hay quien te vea.-Se rió.-Lo pillas no hay quien te Bea.-Puse cara de extrañado.
-Vale, haré como si no hubieras dicho nada.-Negué con la cabeza.
-Bueno, pues el señorito dirá que es lo que quiere que hagamos estas navidades.-Se me había olvidado decirle que me iba.
-Esto, Blas, estas navidades os abandono.-Me reí.
-¿Qué nos abandonas? ¿Cómo que nos abandonas.-Seguro que había puesto cara de cordero degollado.
-Si, me voy a Córdoba con Bea, me llamó hace dos días y me voy con ella.-"pobre" pensé.
-Pues entonces, Ay me voy otra vez ahí te dejo Madrid-Se puso a canturrear.-Me voy a Murcia, verás la sorpresa que se lleva mi madre.-Cerré el ordenador.
-Seguro que desagradable.-Me reí.- Bueno tú, te dejo que son las 14:30 y tengo que comer, ducharme, recoger un poco esto e irme, que a las 17:30 tengo que coger el tren.-Fui hacia la cocina.
-Suerte.-Me dijo.
-Gracias, creo que me hará falta.-Colgamos.
Me preparé algo rápido, recogí los plato y me dí una ducha rápida.
Eran las 17:00, cogí mi maleta y cerré todo.
Estaba nervioso, no se como le caería a su familia, ni si quiera sabía si le caería bien a su padre, me había dicho que era muy majo y que me caería bien, pero no estaba del todo seguro.
Cuando llegué a la estación ya faltaba poco para que mi tren saliera.
#Continuará#